El trauma del Abuso Sexual Infantil deja huellas imborrables en el niño. Si bien existen muchas probabilidades de elaboración del trauma, el mismo nunca se olvida y permanece guardado en su mente para aparecer en forma de diversos síntomas en situaciones de stress, aún en los individuos más fuertes, los resilientes. Dichos síntomas pueden ser muy variados: intentos de suicidio, adicciones, prostitución, identificación con el sexo opuesto, identificación con el victimario, psicosis, encopresis, enuresis, trastornos del sueño y/o de la alimentación, exposición a situaciones de riesgo para sí y/o para tereceros, trastornos de aprendizaje, depresión, hiperactividad, promiscuidad sexual, embarazo adolescente, etc. La mejor estrategia de intervención en estos casos es la Prevención a través de información adecuada y oportuna desde temprana edad.
Autor: Dra. Ana María Martorella.
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