miércoles, 4 de noviembre de 2009

Violencia Escolar

Para reflexionar....para qué van los jóvenes a la escuela? Quiénes son los autoritarios? Quién autorizó esta desvalorización del mundo de los adultos? Cuál es la gracia? Y ahora cómo revertimos esta realidad? Si los jóvenes no adquieren conocimientos ni permiten la transferencia de experiencias de sus mayores para capacitarse, cuando seamos ancianos, quién se ocupará de nosotros y de ellos mismos?

NUEVE DE CADA DIEZ CASOS PENALES POR VIOLENCIA MACHISTA NO SE INVESTIGAN

El fuero que mira para otro lado
En su primer año de funcionamiento, la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación detectó más de ocho mil casos de personas que sufrieron maltratos familiares. Ocho de cada diez afectadas son mujeres. Críticas al fuero penal.
Por Mariana Carbajal
La Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación recibió 6746 denuncias y detectó 8354 personas que sufrieron maltratos familiares en su primer año de funcionamiento: ocho de cada diez afectadas son mujeres; entre los varones, seis de cada diez son niños y adolescentes. Casi nueve de cada diez denunciados son hombres. La mitad de los agresores son parejas de la víctima y casi un tercio, ex parejas, según reveló ayer la ministra del máximo tribunal Elena Highton de Nolasco, al dar a conocer las estadísticas. La jueza expresó su profunda preocupación porque nueve de cada diez casos derivados al fuero penal terminan rápidamente archivados o con un sobreseimiento, sin ser investigados. “Lo que queremos es que no se minimice el problema”, dijo y adjudicó esta tendencia al desconocimiento de los magistrados sobre las características del fenómeno de la violencia machista. “Como se trata de amenazas o de gritos los archivan, pero después de muchos años puede terminar en homicidio”, advirtió Highton. Distintos estudios mundiales muestran que el 50 por ciento de las mujeres víctimas de homicidio fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas, según datos del Estudio a Fondo de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra las Mujeres.
La ministra de la Corte Suprema aprovechó la conferencia de prensa en la que anunció las últimas estadísticas para llamar la atención sobre la falta de una política integral desde el Estado para prevenir y atender el problema. “Si hubiera lugares para atenderlo nosotros no estaríamos ocupándonos de esto”, criticó (ver aparte).
Casi la mitad de las mujeres afectadas por situaciones de violencia que se acercaron a la OVD tiene estudios secundarios y alrededor de un tercio, universitarios o terciarios. “Con esta precisión se termina el mito de que es cosa de pobres e ignorantes”, subrayó la magistrada. El 40 por ciento de las personas que llegaron a la OVD pertenecen a familias de sectores pobres y el 32 por ciento, a sectores medios, indicó. Si se toma en cuenta el barrio de procedencia, la mayor cantidad de denuncias corresponden a mujeres de los barrios de Flores y Lugano, seguidas por Barracas, Palermo, Caballito, Almagro y Soldati.
De las 6850 mujeres afectadas por distintos tipos de violencia, un cuatro por ciento estaban embarazadas al momento de pedir ayuda. Un 15 por ciento son niñas o adolescentes. Los días de mayor cantidad de denuncias son los lunes y los martes, después del fin de semana.
El 83 por ciento de las denuncias que llegaron a la OVD fueron derivados al fuero civil. En ese caso, destacó Highton, la respuesta “fue altamente favorable”. Se dictaron 3425 prohibiciones de acercamiento del agresor a la víctima y 540 exclusiones del hogar, entre otras medidas.
La violencia que más se denuncia en la OVD es la psicológica: 89 por ciento de los casos y las modalidades más frecuentes tiene que ver con maltrato verbal, amenazas e insultos, según detalló Analía Monferrer, coordinadora de la OVD. Es común que se combinen distintas formas de maltrato. En segundo lugar, la violencia más habitual observada es la física (68 por ciento). Le siguen la económica (30 por ciento) y la sexual (14 por ciento). Sobre esta última, la oficial de Unicef Gimol Pinto destacó que se trata de un porcentaje muy elevado. La mayoría de esos casos se refieren a denuncias de abuso sexual infantil, apuntó. Pinto destacó otro dato relevante: por cada mujer que denunció ser víctima de malos tratos en la OVD hay otros afectados que en su mayoría son niños y niñas.
En el fuero penal, apenas tres casos terminaron con una condena, en general, por lesiones graves y leves y amenazas, indicó Monferrer. En relación con las denuncias de violencia económica, explicó que se refieren a situaciones de incumplimiento de los deberes de asistencia familiar por un lado, y por otro, a casos en los que las mujeres reciben de parte de sus maridos una asignación diaria mínima de dinero. “Tuvimos algunos casos de mujeres de clase medio o alta que tienen un buen pasar y no manejan dinero”, detalló.
Página 12 04.11.09

Mientras las políticas de Estado no se ocupen de la violencia en todas sus formas de presentación (familiar, social, escolar, laboral, de género, sexual, mediática, etc.), los niñ@s seguirán siendo víctimas pasivas de las mismas y se identificarán inexorablemente con estos modelos destructivos trasnformándose ellos mismos en individuos violentos a modo de defensa frente a lo que no logran comprender y elaborar.
Como al Estado lo hacemos entre todos los ciudadanos que lo conformamos, sería aconsejable que cada uno de nosotros comience a implementar conductas y estrategias innovadoras individuales, familiares, grupales y comunitarias tendientes a promover cambios inmediatos, mediatos y a largo plazo en la sociedad toda.
Empecemos a adoptar y proyectar conductas sanas desde nuestro lugar en la sociedad, y desde allí exigir al resto el cumplimiento de normas y leyes acordadas comunitariamente según las necesidades reales de cada grupo social.
Sabemos muy bien que no hay recetas mágicas. No busquemos respuestas en modelos paternalistas, porque seguramente no nos resolverán nada. No pidamos a los representates del Estado actual soluciones; sólo administrará adecuadamente los recursos un Estado integrado por miembros activos, un Estado que surge de la misma sociedad que lo ha gestado.
Autor: Dra. Ana María Martorella.

Drogadependencia, mitos y realidades

Carlos Souza Para LA NACION
Noticias de
Opinión
Miércoles 4 de noviembre de 2009 Publicado en edición impresa
El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la despenalización de la marihuana para uso personal abarca la orbita de lo jurídico, pero también de la salud, la disyuntiva del límite de las libertades individuales cuando no afectan a terceros y aspectos éticos que van más allá de un cambio de legislación en materia de drogas.
Un aspecto favorable sobre el foco moral que conlleva el cambio de legislación es que intenta echar por tierra la conocida definición de que estamos frente a una "guerra contra las drogas", frase acuñada por Richard Nixon, en 1969, en el contexto de una situación económica y política similar al actual escenario estadounidense. Acuciado por la guerra que no podía ganar y un déficit comercial que controlaba precariamente gracias a maniobras dignas de un equilibrista, declaró, fiel al estilo republicano de buscar funcionales enemigos por doquier, que la droga era el enemigo público número uno. Esta definición, junto con las acciones que la acompañaron, generaron una ideología que sirvió, y aún sirve, para tranquilizar la conciencia de las sociedades de que estamos frente a un ataque externo del cual debemos defendernos de manera implacable.
La lista de fracasos de esta forma de pensamiento belicoso y las políticas que nacieron de él es larga. Uno de ellos fue el Plan Colombia, que, después de seis billones de dólares invertidos, obtuvo como resultado un aumento del 27% de los cultivos de coca en su territorio entre 2006 y 2007 según informes de la ONU.
Uno de los grandes errores de pensar las drogas como si fueran un virus con vida propia, alimentando la idea del enemigo externo, es que los mismos sistemas que generan las condiciones para su desarrollo son los que se quitan responsabilidad de ser procreadores de un problema engendrado en las raíces mismas de la sociedad de consumo. De esta manera, se estigmatizó y criminalizó al último de los eslabones de una larga cadena de responsables, a quienes no tienen contactos políticos ni pistas de aterrizaje clandestinas, tampoco conocen de paraísos fiscales ni lavado de dinero.
El drogadependiente busca, en un extremo del hiperconsumo, llenar vacíos y compensar su personalidad psicológica y existencialmente frágil en un contexto social con altos umbrales de tolerancia hacia las conductas autodestructivas, junto a padres con problemas para poner límites a esas conductas.
En el otro extremo, están los adictos que ven un mundo con pocas o nulas oportunidades de pertenecer, acumulando algunos un resentimiento imposible de medir, al cabalgar sobre sus impulsos, sin ningún apego por la vida propia o por la ajena.
Desde esta perspectiva, se deben criminalizar los actos delictivos, no la adicción en sí misma. Un tipo de perfil es el de un delincuente que consume drogas y éste consumo amplifica la violencia que naturalmente posee, y otro muy diferente es el de un adicto que delinque a partir de su adicción. Si bien todos los actos violentos que afectan a la comunidad deben ser punibles, la naturaleza de éstos es categóricamente distinta.
Entender la diferencia ayudaría a discutir otra forma de estigmatización social: asociar directamente la droga con el delito. Ni todo adicto es un delincuente ni todo delincuente es un adicto. Ciertos fenómenos de masas incluyen generar un excesivo temor a partir de los trágicos y traumáticos episodios que genera la delincuencia, de ahí proviene en una buena medida la radicalización de aquellos que están en contra de la definición de la Corte, generando el mito y un temor al desborde social en materia de drogas a partir del fallo.
Nada será muy diferente al sombrío panorama actual con respecto a la ausencia de claras políticas de Estado para contener un problema desbordado.
La Iglesia advierte sobre una "despenalización de hecho" en las villas. Fonga, la federación que agrupa a más de 60 ONG dedicadas a la asistencia, denuncia la falta de presupuesto nacional y provincial para atender esta problemática y la descontrolada situación en la provincia de Buenos Aires. La antigua secretaría dependiente del gobierno provincial perdió jerarquía, pasó a la órbita del ministerio de Salud, bajo el rango de subsecretaría. Sin embargo, en una buena parte de los discursos políticos se nombra la importancia de desarrollar programas eficaces de prevención y de asistencia a los adictos. El desolador panorama nacional en materia de drogas se asemeja al desierto y a la ausencia de rumbo en el que vive un adicto.
No obstante, la despenalización del uso de drogas es un avance, no un retroceso. Existen muchas experiencias, incluidas las de países vecinos, que demuestran que el consumo no se descontroló por un cambio de legislación que busca, en definitiva, no criminalizar un problema que debe ubicarse en la orbita de la salud. Sin embargo, resulta un retroceso el contexto sociopolítico sin rumbo ni estrategias de contención definidas en el que se instrumenta el cambio; lo cual no es un error menor. Desde esta visión, el fallo parece más cercano a una salida ilusoria frente a un panorama desbordado, que el producto de una reflexiva y consensuada alternativa en un contexto general que desarrolle sólidos, previsibles y plurales programas asistenciales y preventivos en materia de drogas, educación y salud integral.
La realidad es que las drogas seguirán conviviendo entre nosotros. Existe una gravísima problemática desatendida en la dimensión que se merece y que sigue avanzando.
La asignación de recursos acordes a la dimensión del problema, actualmente bordean lo irrisorio, la articulación con áreas técnicas de ONG y el diseño de políticas de Estado en la materia son los grandes desafíos pendientes, si son dimensionados de esta forma. Quedar atrapados únicamente en la polarización "a favor o en contra" del fallo de nuestro máximo tribunal es mirar el árbol y no un bosque que, desde hace años, está reclamando cuidados.
© LA NACION

martes, 3 de noviembre de 2009

Fumadores Pasivos

Los Niñ@s que hemos sido

Título: “Aprendiendo a ser padres” – emisión 30 (17/05/2009, 21 hs) – temporada 13
Entrevista de Eduard Punset con Jay Belsky, psicólogo del Bircbeck
College de la Universidad de Londres. Londres, diciembre de 2008.
Vídeo del programa: http://www.smartplanet.es/redesblog/?p=380
A edades tempranas, la recompensa funciona mejor que el castigo
Jay Belsky

Eduard Punset: Hace muy pocos años, nadie hablaba de a ver qué les pasaba a los niños o a los fetos, cuando estaban todavía en el vientre de su madre, para saber cómo se comportarían cuando fueran adultos. Nadie veía esta relación misteriosa entre la infancia y el comportamiento de los adultos. Jay, una de tus grandes contribuciones a este debate, a esta reflexión universal, tiene que ver con la necesidad de tener en cuenta no sólo a las madres sino a las madres y a los padres, y no sólo la relación con los niños sino la interrelación en las familias. De modo que, al fin y al cabo, lo que sugieres es que las cosas son más complicadas de lo que pensábamos, ¿verdad?
Jay Belsk: Bueno, de hecho, sigue siendo la gran pregunta. Nadie se dio cuenta de que cuando se añadía un padre a una familia, de modo que ésta tenía una madre y un padre, se creaba otro tipo de relación obvia, la de padre-madre, como existía la de marido y mujer, pero se subestimó el impacto de esta relación en el desarrollo del niño, así como su impacto en la salud de los
padres. Y lo que se creó al añadir al padre a la ecuación, fue un sistema familiar mucho más complejo.
Eduard Punset: Entonces, es complicado saber por qué, cuando alguien es adulto, se comporta como se comporta... Toda la familia puede ser responsable de ello… En alguna investigación tuya, demuestras que cuando los padres están ausentes, las chicas tienden a empezar la pubertad antes.
Jay Belsk: El hecho de que las relaciones durante la infancia podrían afectar el desarrollo físico y sexual, el momento de la pubertad en las chicas, ha sido un descubrimiento muy fascinante. Y esto nació de mi propia investigación sobre lo que ocurre con el desarrollo de un niño cuando lo vemos a través del prisma de la biología evolutiva, cuando planteamos la pregunta: ¿por qué el desarrollo se produce de esta manera?, y no simplemente: ¿cómo se produce?
Eduard Punset: Sí, es fascinante.
Jay Belsk: Parece que lo que sucede es que ha evolucionado algo que estaba codificado en nuestro propio cerebro. Las mujeres tienen un sentido que las lleva a preguntarse: “¿Va a ser precario el futuro? ¿Van a estar ahí los demás y voy a poder confiar? ¿Se puede confiar en los hombres? ¿Van a estar ahí cuando me haga mayor? Pero también como pareja y, todavía más importante, alguien que se vaya a implicar en el cuidado de mis hijos.” La respuesta que reciben a estas preguntas parece que procede de su propia niñez y de la ausencia o presencia del padre.
Eduard Punset: Increíble.
Jay Belsk: Y también de la calidad del padre. Y parece que, cuando el padre no está presente o cuando la calidad de la paternidad no es demasiado buena, lo que las chicas aprenden, tanto consciente como inconscientemente, es: “No puedo contar con él.” Y esto, biológicamente, las lleva a madurar antes. Y te preguntarás: “¿Por qué maduran antes?”. Porque, en cierto modo, les permite salir y ver, ir más allá antes que las demás, ser más promiscuas con sus parejas y tener más niños y ocuparse de ellos peor, cuidarlos peor. Y tú me dirás: “¿Y por qué querrían hacer esto?”. Y la razón es que si no puedes contar con los demás, sobre todo con los hombres, para tener tres, cuatro nietos en el futuro, quizás tengas que tener más hijos. En cambio, si puedes contar con un hombre en tu vida, si está ahí a tu lado, puedes retrasar la madurez, reunir los recursos físicos y psicológicos y después tener menos hijos, los cuales a su vez te darán pocos nietos porque la vida para ellos será menos precaria, menos arriesgada, más segura y más cierta.
Eduard Punset: ¿Pero te das cuenta de lo que sugieres? Es que es muy importante. Sugieres, y por favor corrígeme si me equivoco, que el divorcio se transmite entre generaciones.
Jay Belsk: Bueno, hay muchas pruebas de que hasta cierto punto, no del todo, pero sí hasta cierto punto, el divorcio se transmite entre generaciones, y la pregunta fundamental es: ¿por qué ocurre esto? En parte, tiene que ver con las expectativas de que los matrimonios no aguantan.
Eduard Punset: Pero, ¿por qué esta ambivalencia es mayor en las mujeres que en los hombres?
Jay Belsk: Creo que una de las diferencias fundamentales entre hombres y mujeres, y es algo que perdemos de vista en el mundo moderno, es que el coste y el valor de cada niño es biológicamente mayor para una mujer que para un hombre, siendo iguales todas las demás condiciones. Los hombres tienen ilimitadas posibilidades de tener muchos hijos. Las mujeres, sin embargo, tienen un número mucho más limitado de posibilidades de tener muchos hijos, así que cada niño tiene un valor distinto; una psicología diferente que ha evolucionado de la mano de estas distintas ventanas de oportunidad en lo que respecta a tener hijos.
Eduard Punset: Jay, es fantástico descubrir que existe esta comunicación intergeneracional, ¿verdad? Pero lo que realmente es fascinante, o incluso increíble, es cuando concretamos y nos fijamos en la edad, porque hay diferencias también en función de la edad: saber si fue antes de los cinco años o si lo que ocurrió se produjo después.
Jay Belsk: No se sabe con precisión todavía, pero hay indicios de que hay un período sensible, que se produce durante estos tres, cinco o siete primeros años de vida; cuando esta niña codifica información fundamental sobre la disponibilidad de los hombres, la fiabilidad de los hombres, y recoge dicha información basándose en la presencia o no de su padre, en la calidad del tiempo y atención que le brinda...

Derecho a la educación sexual

Catalina Wainerman Para LA NACION
Noticias de Opinión
Lunes 7 de setiembre de 2009 Publicado en edición impresa
La ley nacional de educación sexual integral 26.150 establece la obligatoriedad de las escuelas de todo el país, de gestión privada y estatal, confesionales y no confesionales, de impartir un programa integral de educación sexual, desde el nivel inicial hasta el superior de formación docente y de educación técnica no universitaria. Al hacerlo, da respuesta a la preocupación de la sociedad y del Estado por cuestiones relativas a la salud sexual y reproductiva, los problemas del VIH-sida y otras enfermedades de transmisión sexual, el aumento del embarazo adolescente, el aborto, la iniciación sexual más temprana.
Lo hace desde una perspectiva integral de la educación sexual como derecho humano, que articula las dimensiones biológica, psicológica, social, afectiva y ética en pos de la formación armónica de las personas. La discusión que plantea por estos días un sector de la Iglesia Católica argentina respecto del cumplimiento de la ley sancionada ya hace años reinstala un debate que parece ya perimido.
La ley de educación sexual integral explícitamente reconoce la potestad de cada escuela de adaptar las propuestas que formula a su realidad sociocultural, a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros. Pero las instituciones educativas deben ajustarse a la perspectiva general de la ley. Esta fue diseñada dentro del marco legal más general de la Constitución nacional, que establece la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes a acceder a los mejores niveles de salud, de información y a desplegar sus capacidades y potencialidades sin riesgos para sus vidas.
A esta altura, es claro que la educación sexual no puede orientarse a disminuir el "riesgo" o las consecuencias negativas del ejercicio de la sexualidad. Esta perspectiva, que prevaleció en algunos sectores de la sociedad, que aún intentan que siga prevaleciendo, ha probado no ser eficaz ni en disminuir los embarazos no deseados ni las enfermedades de transmisión sexual.
La sexualidad no es sólo una cuestión de salud ni de reproducción. Antes que mirar a los jóvenes como una población en riesgo, hay que mirarlos, al igual que la ley, como una población con derecho a diseñar su propio proyecto de vida y a llevarlo a cabo de manera autónoma, con respeto a la inviolabilidad y dignidad de cada cual. Esto requiere una mirada integral de las personas, que trasciende lo orgánico, lo genital, lo exclusivamente biológico y corporal para incluir aspectos que tienen que ver con lo social, con lo normativo, con lo afectivo, con las relaciones interpersonales, con el poder y con la igualdad de ambos sexos para ejercerlo.
Este discurso, que está presente en la ley, no es fácil de implementar, y no lo es porque en esta temática el discurso legal va más allá de los sentimientos, valores y concepciones profundas que los individuos y el imaginario social tienen respecto de la sexualidad.
La sexualidad y su ejercicio siguen estando plagadas de tabúes, mitos, miedos, vergüenzas, sentimientos de transgresión, de pecado, de culpa. La imagen pecaminosa de la sexualidad que prevalece en algunos sectores de la sociedad va unida a la del riesgo para la salud, porque el riesgo es una fuente legítima de preocupación y motor de acciones para contrarrestarlo.
De que el riesgo como consecuencia del ejercicio de la sexualidad no informada y no trabajada adecuadamente existe no hay duda, pero la sexualidad no es una enfermedad. Muy por el contrario, es un componente esencial de nuestra identidad. Deslegitimarla y/u ocultarla socialmente tras el riesgo, tras los prejuicios, encarna otro riesgo también muy importante de negar nuestro propio derecho a la identidad.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Padres poco comunicados con sus hijos

Desde la cuna / Es fundamental establecer una buena conexión
Los especialistas advierten sobre la falta de comunicación con los bebes; ésta es clave para el desarrollo de los vínculos y del lenguaje
Noticias de Ciencia/Salud
Sábado 3 de octubre de 2009 Publicado en edición impresa LA NACIÓN
Jane E. Brody The New York Times
NUEVA YORK.- Hace poco me detuve a felicitar a una joven madre que llevaba a su hijo en cochecito. La mujer había estado hablando a su hija que apenas hablaba, a lo largo de toda la cuadra y le señalaba las cosas que veían, le hacía preguntas, como "¿qué color son esas flores?", y le contaba lo que iban a hacer cuando llegaran al parque.
No es habitual que esto suceda en mi barrio, le dije. Muy a menudo, las madres y niñeras que veo están con sus celulares, las BlackBerry y los iPod, y no con los niños.
No existían tales distracciones cuando mi esposo y yo pasábamos el tiempo con nuestros bebes, niños pequeños y preescolares. Al igual que esa joven madre, les hablábamos. Les leíamos y cantábamos con ellos. Y mucho antes de que hablaran, imitábamos sus sonidos y les hacíamos saber que los escuchábamos y les respondíamos.
No soy la única alarmada por la moderna conducta de los padres. Randi Jacoby, especialista en habla y lenguaje de Nueva York, recientemente me dijo en un mensaje por correo electrónico: "Los padres han dejado de comunicarse con los niños pequeños, lo que hace que se pierda también el contacto visual, la expresión facial y, sobre todo, el feedback [retroalimentación], que es esencial para el desarrollo temprano de la comunicación.
Los niños pequeños requieren tiempo y un feedback individual mientras luchan por formular palabras para elaborar su lenguaje y sus habilidades cognitivas. Las destrezas básicas no se están enseñando con el ejemplo, y la sociedad cae presa de la respuesta rápida a la que la generación de la computadora se ha acostumbrado.
Sería necesario recordar a los padres la importancia de su modelo comunicativo".
Por supuesto, no todos los padres están habitualmente desconectados de sus niños pequeños. Dos de mis amigas que tienen alrededor de 30 años y que tienen niños pequeños, les hablan y conversan con ellos continuamente.
El consejo de Jacoby a los padres: "Recompense los intentos de comunicación de su pequeño prestando mayor atención a lo que diga. Esté listo para dejar su celular y mire al niño directamente a los ojos cuando comparte sus pensamientos con usted".
La comunicación comienza en cuanto el niño nace. La manera en que se toca, sostiene y mira al bebe y cómo se le habla lo ayuda a aprender su lenguaje, y las diferentes maneras en que llora ayuda a los padres a aprender su lenguaje: "estoy mojado", "tengo hambre", estoy cansado", "me duele", "estoy abrumado", y así sucesivamente.
"Hable con su bebe siempre que tenga la oportunidad", aconseja a los padres la Asociación Médica Norteamericana.
"Aunque no entienda lo que se le dice, su voz calma y tranquilizadora es lo que necesita para sentirse seguro. Siempre responda al llanto de su recién nacido, no se lo malcría por prestarle demasiada atención."
La Asociación Norteamericana del Habla, Lenguaje y Oído alienta a los padres para que redoblen sus esfuerzos de comunicación mirando al bebe e imitando sus vocalizaciones, risa y expresiones faciales.
"Háblele cuando hace esto", sugiere la asociación. "Cuéntele adónde van a ir, lo que van a hacer cuando lleguen ahí, y a quién y qué van a ver." Uno podría decir cosas, como: "Ahora te vamos a poner las medias", "vamos a ir en el auto a ver a la abuela" o, "cuando lleguemos a la plaza, te voy a hamacar".
Y nunca es demasiado temprano para presentarles los libros. Recuerdo a mi sobrina, que, a los 3 meses, se embelesaba cuando su madre le "leía" un libro de dibujos y le señalaba objetos, le comentaba sobre los colores y lo que hacían los diferentes personajes.
Es lo mismo con los niños pequeños. Consejo de los expertos en habla: "Háblele mientras hace algo y va a algún lugar. Cuando lo lleva en cochecito, por ejemplo, señálele los objetos familiares y diga sus nombres. Use un lenguaje simple, pero con estructura gramatical. Amplíe con otras palabras. Por ejemplo, si el niño dice "auto" respóndale: "Sí, ese es un auto grande y rojo".
No hablan, pero comprenden
Recuerde que los niños que aún no hablan comprenden mucho más de lo que dicen. Uno de mis nietos tardó en comenzar a hablar. Cuando quería algo para tomar o comer, iba a la heladera o a la alacena y señalaba lo que quería. Nuestra tarea era preguntarle: "¿Querés agua o jugo?, ¿cereal o pasas de uva? Y esperábamos la respuesta. Cuando comprendíamos, reforzábamos el mensaje verbal y decíamos: "¡Ah!, Lo que querés es cereal".
Evite palabras de bebe y la forma de hablar de ellos porque el niño que está aprendiendo a hablar se puede confundir. Enseñe a sus hijos las palabras y nombres correctos para las personas, cosas y partes del cuerpo, incluso "pecho", "pene" y "vagina". Si su niño utiliza una palabra infantil ("pa-pa", por ejemplo) se puede repetir, pero use también la correcta y diga "comida".
Hagan juegos con las palabras, como "Itsy-Bitsy araña", y aliente a su hijo a realizar los gestos que acompañan y quizá también a decir algunas de las palabras.
Cuente los escalones cuando sube una escalera. "Las habilidades matemáticas de mis nietos mellizos florecieron mucho antes de que pudieran hablar en oraciones porque viven en un tercer piso. A cualquier edad que su hijo comience a hablar, hágale saber que está interesada en lo que está diciendo, al repetir y ampliar lo que dice y al pedirle que repita lo que dijo si no lo entendió.
Haga preguntas que requieran de una elección, como "¿querés leche o jugo?" o ¿querés caminar o ir en cochecito? Ayude a ampliar el vocabulario de su hijo al hablarle de lo que se puede hacer con varios objetos y explicándole por qué un determinado alimento ayuda a tener un cuerpo sano.
Cante canciones, recite rimas infantiles y aliente a su hijo a completarlas con algunas palabras. Cuando lean un libro juntos, lo que debería ser una actividad cotidiana, pídale que nombre o describa los objetos o que hable sobre lo que hacen los personajes.
Evite la frustración verbal. Cuando sus hijos traten de hablarle, présteles toda la atención posible. Y antes de hablarles a ellos, asegúrese de que estén atentos.

LA LEY DE EDUCACION SEXUAL Y LA INSTITUCION EDUCATIVA


Sin sexo, sin cuerpo en la escuela - Página 12
Por Elina Matoso *
La ley de educación sexual dice: “La sexualidad desde una mirada inclusiva de múltiples dimensiones, como los valores sociales sobre el cuerpo, lo femenino, lo masculino, los vínculos, las emociones, en fin la sexualidad como construcción histórica y sociocultural”. Excelente. Pero ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién? Toda construcción sociocultural se imprime y deja sus huellas aun antes de nacer. Sin embargo el sistema educativo lleva a cabo una tarea diaria de ir borrándole el cuerpo al niño. Se pretende un sujeto del saber y no un ser vivo que sienta y piense. La lista de los “No” van tatuando el cuerpo infantil, el adolescente y el adulto, con marcas que no son fáciles de reconocer por el sujeto mismo y desde ya por la sociedad.
Desde el no te muevas, no grites, no corras, el ser humano va configurando una corporeidad sobrante, que molesta, que en la adolescencia fastidia por sus distracciones, que en la edad del pavo entorpece, la de un sujeto que, ya en la facultad, ya domesticado, camina absorto por los pasillos memorizando textos, o permanece mudo mientras el profesor repite el texto que tomará en el examen. Los finales son un campo de batalla, un alumno tembleque o tartamudeante, con voz queda, recita un saber que el profesor, del otro lado del escritorio de cemento, puede aplastar, aprobar o, a veces, reconocer. Es necesario que esta descripción sea exagerada y terminante, porque aunque no siempre sea así, en el imaginario social está instalada desde esta perspectiva sociocultural. “Ocultar el cuerpo es signo de salud, de allí que la sociedad occidental esté basada en el borramiento del cuerpo” (Le Breton). La sexualidad no es una materia, un capítulo, un texto para tal o cual edad. El chico entra investido sexualmente mucho antes de atravesar el escalón que lo habilita a estudiar. ¿Cómo va a aproximarse a esos textos si le fueron eliminando el cuerpo, dentro de un sistema educativo configurado para acallar la plenitud y potencialidad carnal y vital del ser humano?
Desde hace más de un siglo, se fundamenta la relación y diferencia entre genitalidad y sexualidad: qué implica el reproducir la especie; qué configura el placer, el deseo, la eroticidad; qué territorio abarca el seducir, hasta dónde llega, quién arriesga. Estos desafíos son la tierra blanda que transita el bebé, el chico, el adolescente, el adulto, el anciano. ¿Quién aproxima una respuesta? “Si el cuerpo está hecho con la misma tela del mundo”, escribió Merleau-Ponty.
Profesionales de distintas disciplinas, maestros, trabajadores sociales, pediatras, especialistas en lo corporal, desde hace muchos años pregonan, investigan, analizan, reflexionan sobre la importancia de la corporeidad en la conciencia de salud y enfermedad, en la valoración de sí mismo, en el cambio de conductas o mejoras en el aprendizaje, en los afectos y vínculos grupales. Lo grupal, como campo de reconocimiento del grupo en la construcción de subjetividad, ya no justifica ser puesto en duda, y el campo corporal puede tener diferentes enfoques expresivos, lúdicos, integrativos, psicoterapéuticos. Sin embargo, los muros de los ámbitos educativos se resisten a dejarlos pasar, son paredes anquilosadas en otra historia, otro mundo; son sordas y mudas al potencial del cambio del ser vivo, sexual, potencialmente fértil, creativo y diferente a los modelos prefijados. Rige otra ley.
Por esto, vale la pena reflexionar sobre quién, cuándo, cómo va a entrar esta otra ley cuya normativa plantea la “sexualidad desde una mirada inclusiva de múltiples dimensiones, como los valores sociales sobre el cuerpo, lo femenino, lo masculino, los vínculos, las emociones, en fin, la sexualidad como construcción histórica y sociocultural”.
* Profesora en la UBA. Rectora de la carrera terciaria oficial de Coordinador de Trabajo Corporal. Texto extractado del trabajo “Educación sin cuerpo”.

Prevención de Abuso Sexual Infantil

Los Niñ@s deben estar informados acerca de los peligros que los acechan para que puedan defenderse de aquellos que intentan victimizarlos. Debemos prepararlos para que no brinden información sobre ellos y/o sus familias. Es necesario que sean desconfiados y se sientan seguros de sus respuestas frente a los adultos intimidatorios o seductores.

Cuidar los huesos desde la adolescencia

Noticias de Ciencia/Salud
Lunes 2 de noviembre de 2009 Publicado en edición impresa LA NACIÓN
La literatura médica afirma que desde los 50 en adelante, sólo por el paso de los años, el riesgo relativo de padecer osteoporosis aumenta un 80% cada década. Así expresado, fracturarse parece un destino ineluctable. Sin embargo, para los endocrinólogos hay mucho por hacer por nuestro esqueleto. Basta con saber "escucharlo".
"Aunque parezca muy mecánico, el hueso, como todo órgano, tiene una actividad metabólica muy importante ?dice el doctor Gerardo Sartorio, presidente de la Sociedad de Endocrinología y Metabolismo que entre el 4 y el 6 de este mes realiza su decimosexto congreso (www.saem.org.ar)?. Y su fortaleza o debilidad tienen mucho que ver con la regulación del calcio y el funcionamiento renal, que influyen en su formación."
Por eso, Sartorio, jefe del laboratorio del Ramos Mejía durante 30 años y el primer bioquímico que preside la sociedad, aconseja no demorar la consulta. "Para nosotros, una fractura de cadera es un fracaso ?asegura?. Quiere decir que la persona (en general, la mujer, por la pérdida de estrógenos en la menopausia) la padece porque no se ha hecho los controles correspondientes. Hay que empezar a prevenir en la perimenopausia, desde los 45 años, porque después los cambios son más lentos."
Para la doctora Ana Galich, jefa de osteopatías metabólicas del Hospital Italiano, los cuidados deberían empezar incluso antes. "La osteoporosis hay que prevenirla toda la vida; incluso hay quienes dicen que es una situación que comienza en la pediatría: cuando se ingiere poco calcio en la dieta, se toma poco sol y se hace poca actividad física".
Según explica Galich, el pico de capital óseo en las mujeres se acumula entre los 11 y los 14 años, y en los hombres, entre los 13 y los 17.
Como tema del próximo congreso, los endocrinólogos analizarán cuáles son los análisis que permiten auscultarlo. "Ocurre que para diagnosticar la salud de los huesos, no es suficiente con una densitometría ?afirma Galich?. Este estudio es una foto, pero hay estudios metabólicos que pueden darnos una idea de cómo es el remodelado óseo, porque hay células que destruyen el hueso viejo y otras que lo reconstruyen... Cada una libera sustancias en la sangre (como la fosfatasa alcalina, los telopéptidos y otras) que nosotros medimos y, si hay mucha destrucción, se pueden elegir tratamientos que la reparen."
Como afirma Sartorio, de los huesos "no hay que preocuparse, sino ocuparse".
Nora Bär

Tartamudez: hay casi un millón de personas que la padecen

Fonoaudiologia / En la Argentina
Generalmente, se manifiesta entre los 2 y los 5 años; los padres son claves en el tratamiento

Noticias de Ciencia/Salud
Lunes 2 de noviembre de 2009 Publicado en edición impresa
Fabiola Czubaj LA NACION
La tartamudez, como el resto de los problemas al hablar, suele ser objeto de burlas o chistes. Sin embargo, la prolongación de un sonido o la repetición de una palabra en una conversación son muy comunes. Pero en casi un millón de argentinos, esa alteración involuntaria de la fluidez del habla (disfluencia) es tan impredecible como angustiante durante las actividades diarias, como hablar por teléfono o pedir algo en un quiosco.
"Hay situaciones que una debe atravesar a diario y no puede evitar, a las que muchas veces tememos porque nos exponen con nuestra tartamudez, como presentarnos, hacerle un pedido a un delivery o en un restaurante, hablar en público, leer en voz alta? En fin, momentos de interacción con los otros, en los que el foco está puesto más en el habla", dijo vía e-mail desde su lugar de vacaciones María, una contadora de 28 años.
Aseguró que toda su vida fue "una chica que a veces se traba". Aunque su tartamudez es moderada, aclaró: "Me desgasta mentalmente el esfuerzo para que no se note". Hace 12 años, la disfluencia apareció de repente, cuando menos lo esperaba. "Estábamos en una clase de inglés leyendo un texto y a cada alumna nos tocaba un párrafo por turnos, según la disposición en el aula. Cuando me tocó a mí, me trabé en una palabra y todas mis compañeras se rieron. Fue una situación muy desagradable. Tenía 16 años", recordó. Enseguida, comenzó el tratamiento.
La tartamudez, que afecta a unas 840.000 personas (2% de la población), es un trastorno neurobiológico que se puede controlar. La mitad tiene algún familiar cercano (abuelos, tíos o padres) que también tartamudean y los varones son los más vulnerables (4 por cada mujer). "En la gran mayoría de los casos, la disfluencia aparece cuando los chicos empiezan a armar la palabra-frase, a comunicarse, es decir, entre los 2 y los 5 años", explicó la licenciada Mara Luque, fonoaudióloga especializada en tartamudez en las universidades de Iowa y Pensilvania (EE.UU.) y docente de ese trastorno en la carrera de fonoaudiología de la UBA.
A esa edad, la tartamudez tiene características que vale la pena identificar para consultar rápidamente con el pediatra y el fonoaudiólogo para confirmar o descartar el diagnóstico. "Es cíclica, lo que hace que los padres la noten un día o una semana, y que desaparezca para reaparecer al poco tiempo. Generalmente, son repeticiones de sonidos, sílabas o palabras, y sonidos tensos prolongados", precisó Luque, de la International Fluency Association y la Asociación Argentina de Tartamudez (www.aat.org.ar).
Se sabe, también, que las personas disfluentes no se traban cuando cantan o rezan, y que lo hacen muchísimo menos cuando están solos, le hablan a un animal o, por ejemplo, leen o hablan con otra persona al unísono. Es frecuente, también, asociar la tartamudez sólo con las repeticiones, como cuando un chico dice: "Quiero una g-g-g-galletita" o "Quiero una ga-ga-ga-galletita" o "Quiero-quiero-quiero-quiero una galletita". Sin embargo, hacer fuerza para avanzar en el habla sería un signo más grave que la repetición en sí.
"Muchos papás dicen: «Antes, mi hijo era tartamudo porque repetía; ahora no, porque hace fuerza con los ojos y lo soluciona». Pero esa tensión se empieza a acumular y aparecen los bloqueos [silencio antes de empezar a hablar] y las prolongaciones ["¿Co-o-o-ómo te llamás?"], hasta que, de repente, el sonido no sale y necesitan muecas o movimientos corporales, como un golpe con la mano o el pie, que los ayuda a destrabarse, cuando en realidad estamos en un paso mucho más avanzado de la enfermedad", detalló Luque, becaria de la Fundación Americana de la Tartamudez, una ONG que promueve la investigación científica, el trazado del mapa genético de la disfluencia.
Cuanto antes, mejor
Toda apunta a que, desde el momento en que aparece, lo mejor es actuar cuanto antes para revertir los síntomas. Según la especialista, es suficiente que un chico repita con tensión e incomodidad una o más veces un sonido, una sílaba o una palabra como para considerarlo un signo de alarma para la consulta.
Eso es lo que hicieron los papás de Bernardita, de 6 años. Con la participación de ambos y de la maestra en la escuela, el tratamiento dio excelentes resultados. "Aprendió a hablar más lento, a modular y a no ponerse nerviosa", relató Agustina, la mamá. Con su esposo, debieron aprender cómo dialogar con ella en la casa (ver infografía).
"Ahora no parece que tenga disfluencia", dijo Agustina. De hecho, el cambio en un año fue tan pronunciado que, en los primeros informes de primer grado, la maestra estaba preocupada porque no hablaba. "Pero, según el boletín de la semana pasada, Bernardita cambió totalmente su participación en clase", agregó.
Se estima que el 75% de los chicos disfluentes recuperaría el habla espontáneamente. Pero ¿cómo saber si un chico pertenece al 25% restante? "Por eso es tan importante la consulta fonoaudiológica, en la que se evalúan los factores de riesgo, la herencia, y se les dan a los padres pautas de vigilancia", dijo Luque.

Mirar TV muchas horas puede aumentar la presión en chicos

La Nación - Buenos Aires 15/10/2009
NUEVA YORK (The New York Times).? Los chicos que pasan mucho tiempo mirando TV tienen mayor riesgo de padecer hipertensión, incluso si son delgados y hacen suficiente actividad física, de acuerdo con nuevas investigaciones.
Estudios previos habían encontrado asociaciones entre el hábito de mirar televisión y la obesidad, que también está vinculada con un aumento de la presión arterial. Pero los nuevos resultados sugieren que existe una relación más directa entre pasar muchas horas delante de la pantalla y el aumento de la presión sanguínea, según dijeron los autores.
Investigadores de la Universidad de Michigan siguieron a un grupo de 111 chicos, de entre tres y ocho años, durante alrededor de cuatro años. El equipo les pidió que utilizaran acelerómetros (dispositivos que registran el movimiento físico) durante una semana, para tener una medida objetiva del tiempo en que eran sedentarios. Los investigadores también reunieron información de los padres y de cuántas horas pasaban mirando la TV, con jueguitos de video y con la computadora.
Los chicos que más miraban televisión (entre una hora y media, y cinco horas y media diarias) tenían presión diastólica y sistólica significativamente más altas que los que miraban menos de media hora por día. Sin embargo, los acelerómetros mostraron que la presión más alta no estaba vinculada con el comportamiento sedentario, sino específicamente con el hábito de mirar televisión.
Estudios anteriores habían mostrado en un grupo similar que uno de cada cinco niños tenía presión alta, según dijeron los científicos. Los niños generalmente tienen presión más baja que los adultos y ésta aumenta a medida que crecen. Mirar TV muchas horas puede tener efectos dañinos porque los chicos frecuentemente "pican" o tal vez porque los programas los estresan, según el autor principal. Agregó que mirar televisión hasta tarde puede reducir las horas de sueño o interrumpirlo; también es posible que reduzca el ritmo metabólico más que otras actividades sedentarias. La Academia Norteamericana de Pediatría recomienda que los chicos no miren más de dos horas de televisión de alta calidad por día.

El origen de las enfermedades crónicas está en la gestación

La Nación - Buenos Aires 15/10/2009
La calidad de las condiciones en las que un bebe pasa las nueve lunas en el vientre materno determinará la vulnerabilidad o la fortaleza que desarrollará su organismo en los años que le toque vivir.
Por eso, y desde hace 25 años, el profesor David Barker no tiene duda de que comenzar ya mismo a cuidar la salud de las embarazadas, las niñas y las adolescentes es una inversión que dará una incalculable ganancia: prevenir las enfermedades crónicas, como la diabetes y las cardiopatías, a partir de la próxima generación.
"Se dice a veces que los automóviles se descomponen, y mucho, porque se los maneja muy rápido en caminos muy malos. Pero la otra razón por la que se rompen los autos es porque están mal fabricados. Lo mismo pasa con nosotros... Decimos que la gente se enferma en la madurez porque, primero, están mal construidos", resumió a LA NACION el doctor Barker, que es integrante de la Royal Society de Londres, profesor del Departamento de Medicina Cardiovascular de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregon (EE.UU.) y dirige un grupo de investigación en la División Orígenes del Desarrollo de la Salud y las Enfermedades de la Universidad de Southampton (Inglaterra).
Todavía en el aeropuerto de Ezeiza, y con el cansancio del vuelo nocturno a cuestas, el autor de la hipótesis sobre los orígenes tempranos a la que dio su apellido se adelantó a la presentación de las conclusiones de un panel de 30 expertos de la Argentina, Chile y Uruguay, reunidos por el Instituto Danone, y que se presentaron en el XVII Congreso Argentino de Nutrición, en la ciudad de Mar del Plata.
"La mayoría de los órganos se completan al nacer -continuó-, de manera tal que la etapa más importante de nuestra vida es en el útero, donde se va «construyendo» el organismo. Por lo tanto, si queremos prevenir la diabetes, la hipertensión, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades cardíacas, tenemos sí o sí que mejorar la nutrición del bebe."
A la vez, la capacidad que tiene una mujer de nutrir a su bebe, postula la hipótesis, depende de la calidad de su propia alimentación hasta el momento de la concepción.
"Entre dos madres sanas, la diferencia en cuanto al alimento que le pueden hacer llegar a sus bebes en el vientre es lo que establecerá la salud física y mental de esos dos chicos -agregó-. Y la placenta es extremadamente importante en todo ese proceso: muchos bebes, aun en madres bien alimentadas, pueden estar subalimentados porque la placenta no hace bien su trabajo. Es más fácil que los azúcares atraviesen la placenta que lo hagan las proteínas, que no la atraviesan simplemente, sino que tienen que ser activamente transportadas. Si la placenta no funciona bien, el bebe recibe pocos nutrientes."
-¿Qué determina que la placenta funcione bien o mal?
-Nadie lo sabe. Es un diálogo complejo, porque el bebe le dice a la placenta «bailamos», pero es la madre la que realmente maneja el baile y por eso muchas veces esa función fracasa.
-Se habla mucho de los factores de riesgo, pero ¿por qué se hace tan poco para prevenirlos?
-No lo sé... Estamos hablando de 25 años desde que se conoce esta teoría y contamos con mucha información como para hacer algo.
-Mientras, se pierde una generación completa...
-Sí. Se necesitaron 50 años para darse cuenta de que fumar hacía mal a la salud. Lo que podemos hacer es tratar de que la población cambie la mentalidad. Antes de nacer, el corazón bombea sangre a través de la placenta, toma los nutrientes de la madre y los distribuye en el bebe. Eso es lo que permite que el corazón y el resto de los órganos sean o no sanos.
-¿Y cuánto influye el medio ambiente después de nacer?
-Sabemos, por ejemplo, que algunos fuman y no les pasa nada o les hace muy mal. Evidentemente, la forma en que estamos construidos determinará nuestra vulnerabilidad al estrés, a la mala alimentación, al cigarrillo o a la falta de ejercicio.
El desafío de cambiar el punto de vista "El desafío es mirar hacia donde todos miran y ver algo diferente. Y eso es lo que hizo Barker", dijo el doctor Ricardo Uauy, compilador con el doctor Esteban Carmuega del informe del panel de expertos del Cono Sur. "Mirando las muertes cardiovasculares en Inglaterra, notó que en los condados más pobres había más muertes 60-70 años después. Exploró, entonces, el peso al nacer y vio lo que nadie: que los que habían nacido con muy bajo y muy alto peso tenían más riesgo de morir 70 años después", dijo Uauy, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile. Para prevenirlo, el experto apuntó la necesidad de "cuidar la salud de la mujer 3 meses antes del embarazo".

domingo, 1 de noviembre de 2009

Video: Prevención de Abuso Sexual Infantil

El sufrimiento que provoca en el niño víctima el abuso sexual infantil no puede ni debe ser tolerado por la sociedad toda. Todos somos responsables del cuidado de nuestros NIÑOS. Todos debemos asumir nuestro compromiso con la PREVENCIÓN de estos hechos aberrantes.

La denuncia del ABUSO INFANTIL es obligatoria por Ley Nacional 24.417/94, su incumplimiento puede ser pasible de 6 meses a 3 años de cárcel.

Aprender a comer sano desde la infancia


Enriquecer la dieta / Atractiva experiencia en el Museo de los Niños
Involucrar a los chicos en la selección y preparación de los alimentos ayuda a que incorporen conceptos básicos de nutrición saludable
Noticias de Ciencia/Salud
Domingo 1 de noviembre de 2009 Publicado en edición impresa
Sebastián A. Ríos LA NACION
-¿Saben qué come Homero Simpson? -preguntó desde el escenario del auditorio del Museo de los Niños la doctora Paola Harwicz.
-Rosquillas, hamburguesas y cerveza -respondió a coro una treintena de chicos menores de 10 años.
-¿Y cómo está Homero?
-¡Gooordo!
-¿Y Sportacus? ¿Sportacus qué come? -preguntó Harwicz, en obvia (para los chicos) referencia al protagonista del programa Lazy Town .
-Frutas... verduras...
-¿Y Sportacus tiene panza?
-Noooo, tiene músculos...
Así, con esta sencilla comparación entre dos personajes opuestos del imaginario infantil, dio inicio el taller "Cocinando con los chicos", organizado por la Fundación Cardiológica Argentina, con el apoyo del Abasto Shopping, en el que un equipo de cardiólogos, nutricionistas y chefs transmitieron a los chicos (y a sus padres) sencillas pautas de alimentación saludable.
"Hoy, los padres están preocupados por la mala alimentación y por los efectos que ésta pueda tener sobre la salud de sus hijos, y a la vez están desorientados por el bombardeo de la publicidad sobre alimentos. Nuestra idea es transmitirles que es posible una alimentación saludable, y que los chicos pueden aprender a alimentarse en forma sana", dijo a LA NACION el doctor Guillermo Fábregues, vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
Y es que motivos de preocupación relacionados con la alimentación infantil es lo que sobra: un estudio realizado en escuelas porteñas y bonaerenses por investigadores del Centro de Estudios en Nutrición Infantil (Cesni) halló que el 26,3% de los chicos de 11 y 12 años tenía sobrepeso y otro 7,4%, obesidad.
"En la Argentina, sólo el 17% de los chicos de entre 10 y 19 años come la cantidad de frutas que debería, y con respecto a las verduras es aún peor: sólo el 2% cumple con los requerimientos", comentó la doctora Harwicz, médica especialista en cardiología y nutrición clínica, y coordinadora del taller "Cocinando con los chicos".
¿Cómo empezar a revertir estos malos hábitos? "La única forma de que los chicos sean protagonistas de un cambio en su manera de comer es invitándolos a participar en la cocina", respondió Harwicz.
Y eso es lo que propone el taller que coordinó (y que volverá a repetirse durante el verano). "No se trata sólo de que los chicos aprendan a cocinar, sino de que incorporen conceptos de alimentación saludable."
Con las manos en la masa
Tras una breve charla sobre conceptos básicos de alimentación, con un lenguaje accesible y a través de ejemplos como el de Homero y Sportacus, los pequeños participantes del taller abandonaron el auditorio del Museo de los Niños y se instalaron en una sala contigua, una suerte de cocina a escala, para amasar ñoquis de papa, pero también de remolacha y de acelga.
"Lo que tratamos de enseñarles es la importancia de la variedad en la alimentación, que haya muchos colores en el plato; que el desayuno es fundamental para empezar el día con energía, y transmitir conceptos sencillos como el de «cinco al día», que es que por día hay que comer cinco porciones de frutas y verduras."
Pero que los chicos incorporen nuevos alimentos, y en especial verduras, suele ser todo un desafío para los padres. "Lara come bien, pero es muy selectiva a la hora de sentarse a la mesa -contó Edgardo Braslavsky, mientras su hija de 7 años amasaba ñoquis verdes y violetas-. De a poquito tratamos de ir incorporando alguna verdura, pero cuesta."
"Los seres humanos nacemos con una preferencia por lo dulce y una aversión hacia lo amargo, por eso el incorporar un nuevo sabor no se da de una sola vez -contó Harwicz-. Cuando ofrecemos un alimento nuevo a un chico, debemos intentar varias veces: dárselo a probar un día; si no le gusta dejar pasar un tiempo y volver a ofrecerlo. Los estudios muestran que hay que ofrecerlo entre 12 y 15 veces para que el chico lo incorpore."
Ser creativo en la forma de ofrecer un nuevo alimento es fundamental para no cansarlo y cansarse en el intento. Y para eso no hay fórmulas, aunque jugar a decorar el plato con los alimentos es un recurso más que válido. Ayer, en el taller, los chicos jugaron a armar caras con frutas cortadas en diversas formas.
Al cabo de la actividad, cuando la chef Jessica Bergman y la licenciada Gretel López Segura preguntaron si alguien había comida una fruta "nueva", varios levantaron la mano. Hubo quienes habían probado por primera vez en su vida un kiwi o un durazno. También hubo otro que descubrió que el ananá es mucho más rico que el caramelo de ananá.
Otra buena estrategia es involucrar a los pequeños en la aventura de lo nuevo. "Si el chico va con su mamá o su papá a comprar la comida, y participa de la elección de, por ejemplo, una lechuga, después se encarga de lavarla y ayuda a prepararla, el chico se siente protagonista. Y esa participación favorece la incorporación de nuevos alimentos", aseguró Harwicz.
"Me gustó la propuesta de mostrar a los chicos otra forma de comer -dijo Alejandra Valverde, mamá de Gianlucca, de 7 años-. Yo también saqué en limpio varias cosas, como que en exceso los juguitos y las bebidas dietéticas son tan nocivos como las gaseosas."
Gianlucca, por su parte, resumió en unas pocas palabras parte de lo aprendido en el taller: "No hay que comer tanta chatarra, y sí mucha fruta, para estar fuerte y sano".
Claves
Son los padres quienes deben decidir qué, dónde y cuándo comen los chicos.
Son los chicos los que deben decidir cuánto comen. No hay que forzarlos a comer cuando dicen estar satisfechos, porque si no pierden el registro de saciedad.
Momento de encuentro, eso es lo que debiera representar el sentarse a la mesa. Evitar distracciones como las que propone la televisión es una buena estrategia para que los chicos no coman de más, pero tampoco de menos.
Sin premios. "Si no comés la comida, no hay postre" o "si te portás bien, te compro un helado" son recursos útiles a corto plazo, pero que no colaboran con una alimentación sana.
Educar con el ejemplo. En eso la doctora Paola Harwicz es terminante: "Si los padres no comen pescado, tampoco lo comerán sus hijos; si no comen ensalada, tratar de que los chicos lo hagan no tiene sentido".