miércoles, 28 de octubre de 2009

Juego Infantil

Jugar, Juegos y Lenguaje (Brunner)
Según este autor , el juego entre los miembros inmaduros de las especies más altas de primates , minimiza la gravedad de las consecuencias de alguna acción, ofreciendo una oportunidad de intentar “combinaciones de la conducta que no se podrían intentar nunca bajo una presión funcional”; y, en general, distendiendo (estiramiento= resiliencia?) o “disociando” relaciones fijas que podían haber existido entre los fines y los medios de una conducta instrumental. Esto se podría inferir a partir de la observación de la prolongada interacción madre – hijo que incluye un elemento de juego mucho más amplio entre ellos, y que con frecuencia está iniciado por la madre para distraer al bebé de alguna situación frustrante que está apareciendo. El dominio creciente del juego durante la inmadurez entre los grandes monos y los homínidos, sirvió como preparación para la vida técnico – social que constituye la cultura humana. Mientras tanto sólo los juegos infantiles del Hombre dependen del uso e intercambio del lenguaje. Hay juegos que están constituidos por el lenguaje y que sólo pueden existir donde el lenguaje está presente.
Estos juegos con frecuencia ofrecen la primera ocasión para el uso sistemático del lenguaje del niño con el adulto. Permiten que sea la primera oportunidad de ver que con palabras se consiguen cosas hechas. Porque las palabras del juego son, virtualmente, sólo ejecutivas. El niño puede explorar sin sufrir consecuencias serias dentro de un campo limitado para actividades combinatorias, lo que también le permite disociar medios y fines, en el sentido de que hay varias formas de alcanzar los objetivos.
Según Ludwig Wittgenstein, cada uno de los juegos que realizan los niños y sus padres es una “forma de vida” con un contenido propio. Los juegos son un formato idealizado, cerradamente circunscripto. Son constitutivos y autónomos. Su fin , incluso, está constituido por el juego mismo: la reaparición de un rostro desde atrás de una pantalla al que acompaña una voz “boo!”, no tendría un significado funcional fuera de la “forma de vida” que es el juego del cu – cú. Además, sería completamente convencional y “no natural”, y estaría compuesto por elementos completamente inventados, artificiales, vinculados por un conjunto de reglas sólo ligeramente negociables. Y, por supuesto, está compuesto por una serie de actos constitutivos, que están formados siguiendo un orden particular y transformados también teniendo en cuenta las reglas. Por otra parte, el formato del juego puede ser concebido como si tuviera una “estructura profunda” y un conjunto de reglas de realización con las cuales se maneja la superficie del juego. La idealización hace que el formato sea casi “tipo – lenguaje”.
Estos juegos también incluyen otro rasgo del lenguaje: la asignación de papeles intercambiables en los turnos de un diálogo : un actor y un experimentador. Esto puede ser intercambiado de un juego a otro. El “significado” o valor señalizado de cada acto o enunciado en el juego depende de dónde sucede y quién lo hace. Así , el juego es una pequeña protoconversación.
Finalmente, los juegos dan una oportunidad de distribuir la atención sobre una ordenada secuencia de hechos. El juego es un asunto respecto al cual cada uno de los movimientos puede ser considerado un comentario. Los elementos específicos del juego están siendo constantemente evaluados en términos de su relación con la secuencia más amplia que “lleva” el juego, y esto también es muy “tipo – lenguaje”.
La motivación del juego podría ser la preocupación por la permanencia del objeto o algún otro aspecto de logro previsible: la anticipación.
Conclusión
Si el juego fuera interpretado como una forma de lenguaje en un momento donde el niño aún no conoce la capacidad de nombrar, se podrían inferir al mismo todas las características y las leyes descriptas en los párrafos anteriores con respecto al desarrollo del lenguaje en su relación con las interacciones que el niño mantiene con el ambiente:
· Minimiza la gravedad de las acciones;
· Ofrece una oportunidad para intentar combinaciones de conductas;
· Disocia las relaciones fijas;
· Es un acto inmaduro;
· Permite la exploración sin sufrimiento;
· Posee autonomía y una estructura profunda;
· Asigna papeles intercambiables y significado ;
· Distribuye la atención sobre una ordenada secuencia de hechos;
· Su motivación surge a partir de la permanencia del objeto;
· Facilita la armonización ( reintegración ) a través de ajustes dirigidos al logro del éxito;
· Permite la anticipación y asumir el rol de agente sin necesidad de aferrarse a él;
· Se relaciona con la formación de hábitos;
· Representaría expresiones de deseo y estados subjetivos, de afecto, expresiones sociales;
· Sería una herramienta o método que permite la elaboración y transmisión de descubrimientos;
· Resuelve problemas a partir de la construcción de imágene;
· Interpreta el movimiento;
· Sería una reacción instintiva;
· Aparece como una acción conscientemente intencional;
· Funcionaría como un lenguaje interiorizado y egocéntrico.
Esta explicación podría hallar su refuerzo en el método terapéutico utilizado con adultos cuyo discurso le permite transformar una vivencia en sonidos que puedan nombrar sus emociones y sentimientos. Así podría interpretarse el juego infantil como un intento de contar lo que aún no sabe nombrar.
El placer de jugar aliviaría el displacer a través de la comprensión o comunicación a partir del uso de defensas omnipotentes.
Para finalizar, podría decirse que los juegos idealizados de Brunner se referirían a un origen más temprano del lenguaje lúdico comparado con la observación de Freud, juego que tendría como fin el aumento de la tolerancia a la ansiedad de separación del objeto amoroso; pero que según Brunner sería un condicionamiento mecánico sin simbolismo, sin comprensión de lo emocional .
Autor: Dra. Ana María Martorella. EL JUEGO COMO FACTOR DE RESILIENCIA EN ESTRÉS POSTRAUMÁTICO POR ABUSO SEXUAL INFANTIL. TRABAJO LIBRE. AUTORA/EXPOSITORA. X INTERNATIONAL CONGRESS ON TRAUMATIC STRESS. BUENOS AIRES, 24 AL 26 DE JUNIO DE 2009.

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