Para reflexionar....para qué van los jóvenes a la escuela? Quiénes son los autoritarios? Quién autorizó esta desvalorización del mundo de los adultos? Cuál es la gracia? Y ahora cómo revertimos esta realidad? Si los jóvenes no adquieren conocimientos ni permiten la transferencia de experiencias de sus mayores para capacitarse, cuando seamos ancianos, quién se ocupará de nosotros y de ellos mismos?
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tengo esas mismas inquietudes y estamos tratando de encontrar una solucion para alguna de las preguntas que Uds se hacen por esa causa los invito a visitar nuestro blog que es: http//www.argentinaculturalyeducativa.blogspot.com
ResponderEliminarLa problemática de la Violencia Escolar es muy compleja por su permanencia en el tiempo (varias generaciones) y porque quienes ostentan la "autoridad" no la ejercen y/o no permiten que se ejerza, sea por ausencia de idoneidad, sea intencionalmente. Creo que la mejor estrategia es aprovechar el curriculum oculto del estatuto del docente y la privacidad de contenidos actitudinales que se pueden transferir a los alumnos y pacientes una vez que se cierra la puerta del aula y del consultorio. Es la única forma a largo y mediano palzo que tenemos para revertir progresivamente este proceso destructivo, generador de autoritarismo adolescente y juvenil. Hay que generar espacios de reflexión entre los adultos y buscar modos de acercamiento a los jóvenes y a los ¡niños! pequeños, y también espacios de reflexión con los jóvenes a partir de aquellos temas que les sean significativos para poder luego ir incorporando los temas que consideramos necesarios para faciltar el aprendizaje que creemos imprescindible para el normal y sano desarrollo de la persona: 1.- favorecer nuevos procesos de pensamiento y juicio crítico; 2.- pautas de convivencia fundadas primero en las responsabilidades que habilitarán para el ejercicio democrático de las libertades individuales y grupales; 3.- educación en los valores: respeto-conocimiento- responsabilidad- cuidado=AMOR A SÍ MISMO Y AL PRÓJIMO(Erick Fromm). Autor: Dra. Ana María Martorella.
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